Buscar este blog

viernes, 8 de abril de 2011

LECTURA ORANTE DE LA BIBLIA Frei Jacir de Freitas Faria, O.F.M.

1.         Para el inicio de la conversación
El libro del Apocalipsis registró la esperanza de las primeras comunidades al escribir: Es que hago nueva todas las cosas´ (Ap. 21,15).  Sustentada en las promesas  de los profetas. Esta expresión se torno el símbolo del deseo de los primeros cristianos, nuevo cielo, nueva tierra, nueva Jerusalén. ¡Todo Nuevo! La oración unida con la vida y sus desafíos mantenía al pueblo en su peregrinar y es en ese contexto que podemos hablar de la Lectura Orante de la Biblias. Desde los inicios  entre los cristianos ese método era utilizado.

2.         Su historia
Los primeros cristianos leían la Biblia de forma Orante, lo que alimentaba su fe y sustentaba su esperanza. [1] El Segundo testamento es pues una relectura del primer Testamento T[2].
      La Lectura Orante o Divina, como es llamada, deriva de la expresión Lectio Divina, usada por Orígenes, el cual dice que para leer la Biblia res preciso el esfuerzo y la constancia, “cada cual como Rebeca , tenemos que volver a las fuentes de la escritura. Lo que no se consigue con el propio esfuerzo debe ser pedido con la oración, pues es absolutamente necesario rezar para comprender las cosas Divinas[3]

      La lectura Orante fue  la espina dorsal de monaquismo del desierto. Las sucesivas reformas y transformaciones de la vida religiosa siempre retornaran la Lectura Orante. Las reglas monásticas de Pacomio, Agustín, Basilio y Benito hicieron de la lectura de la Biblia, del trabajo manual y de la liturgia la triple base de la Iglesia.
     
La sistematización de la Lectura Orante ocurrió con Guigo,  Monje Cartujo, que escribió a mediados de 1150, el libro “La escalera de los monjes”. En ese libro, el habla de cuatro gradas que el monje debe pasar para ir de la tierra hasta el cielo, que son: lectura, meditación, oración y contemplación. En resumen Guigo dice: “La lectura es el estudio asiduo de las escrituras, hecho con espíritu atento. La meditación es la actividad de la mente, que con la ayuda de la propia razón, procura el conocimiento de la verdad oculta. La oración  es el impulso fervoroso del corazón para Dios. La contemplación es la elevación de la mente sobre sí misma que, elevada a Dios, saborea las alegrías de la dulzura eterna”. La síntesis que Guigo hizo de la tradición servía de instrucción para los jóvenes que iniciaban la vida monástica.

Nuestros antepasados franciscanos, como otros eran tenidos como órdenes mendicantes: Dominicos, Servitas y Carmelitas, buscando una vida inserta en  medio de los pobres, tuvieron la Lectura Orante como fuente inspiradora.
En la continuidad de la historia, hubo un largo periodo en  que la Lectio Divina dejo de ser fomentada en la vida religiosa. Santa Teresita, por ejemplo, no tenía acceso al Texto íntegro del Antiguo Testamento. Se vivía el efecto de la Contra-Reforma. El miedo al protestantismo provocó la pérdida de los contactos con las fuentes. Ya que Lutero y el movimiento protestante habían devuelto la biblia para el pueblo.

El Concilio Vaticano II (1962-1965) retornó la tradición antigua. En el documento Dei Verbum (25) se recomienda la Lectura Divina.

Después de todo ese recorrido, hoy podemos afirmar que la Lectura Orante continúa presente en nuestras comunidades religiosas y en medio de los pobres.

3.         Sus objetivos

-       Comunicarla sabiduría que conduce a la salvación por la fe en Jesús Cristo (2Tim 3,15)
-       Enseñar, refutar, corregir y educar en la Justicia (2 Tim 3,16)
-       Proporcionar  perseverancia, consuelo y esperanza (Rom. 15,4)
-       Calificar al ser humano para toda obra buena (2Tim 3,17)
-       Ayudarnos a aprender de los errores de los antepasados (1 Cor 10,6-10)

4.         Sus principios
-          La Biblia tiene una unidad propia. Un texto no puede ser leído fuera de su contexto.
-          La palabra de Dios, está viva y presente en nuestros días. Ella fue revelada no sólo en el pasado, más también hoy.
-          La fe en Cristo, vivo en e la comunidad es la clave principal de la Lectura Orante.  La fe en Jesús ayuda a entender mejor la Biblia, y la Biblia ayuda a entender mejor el significado de Jesús  para nuestras vidas.
5.         Los escalones de la lectura orante.
El método de la Lectura Orante es muy simple. Como dijimos arriba, ella tiene cuatro pasos, también llamados escalones: Lectura, meditación, oración y contemplación-Acción.
a.       Lectura
Leer para amar la palabra, apropiarse de la Biblia y hacerla nuestra palabra ¿Cómo leer? En voz alta, con mucha atención; repetidamente; sin intereses; gratuitamente; en vista del Reino de Dios y en bien del pueblo; imparcial paraqué  el texto no se reduzca, al tamaño de nuestras ideas, considerando la contribución de la exégesis. La lectura debe responder a la pregunta: ¿Qué es lo que el texto dice? La lectura considera los siguientes niveles de análisis:
-     Literario: Analizar el tejido del texto, su situación dentro del contexto literario del cual él hace parte. En síntesis el nivel literario cuestiona el texto con las siguientes preguntas: ¿Quién aparece en el texto? ¿Qué es lo que el texto habla o hace? ¿Porqué el texto habla  o actúa de ese modo? ¿Cuándo eso sucedió? ¿Cómo habló o actuó?
-     Histórico.- Buscar descubrir los conflicto presentes en el texto y su historia en las dimensiones económica, social, política, ideológico, afectiva, antropológica  y otras.
-     Teológico.-  Descubrir lo que Dios tiene que decir para el pueblo en aquel momento histórico; como Él se revelaba, como el pueblo celebraba la Palabra.

b.      Meditación
La meditación responde a la pregunta: ¿qué dice el texto para mí, para nosotros, para nuestra realidad? Ella nos muestra la realidad oculta y el mensaje que existe para nuestro contexto que debe ser actualizado. Si la lectura muestra el contexto de aquella época, la meditación muestra el contexto de hoy. ¿Cómo hacer meditación?
-        Usar la mente y la razón para poder descubrir la verdad oculta.
-       Dialogar con el texto y Dios preguntando por lo qué hay de semejante y de diferencia entre la situación del texto y la nuestra, por los conflictos, por el mensaje que él nos trae, por los cambios de comportamiento que el texto nos propone.
-       Rumiar todo el texto, una parte o así mismo una frase o una palabra. Meditar día y noche en la Ley del señor (Sal 1,2). María rumiaba en el corazón (mente) los misterios de  Dios.
La percepción que tenemos del texto es muy importante. Ella no viene solamente del estudio, más sobre todo, de la experiencia que tenemos de la vida. San Jerónimo  decía que por la lectura  se llega a la cascara de la letra y se intenta atravesarla para alcanzarla por la meditación el fruto del Espíritu.
c.       Oración
La meditación actualiza el mensaje del texto, muestra lo que Dios está pidiendo de mí, para nosotros hoy. Cuando eso queda claro, llega el momento de decir lo que voy hacer. En ese momento nos encontramos con la incapacidad humana de responder a los pedidos de Dios. La oración como respuesta al llamado  o hasta como expresión de la pequeñez. La oración es lo que el texto me hace decir a Dios. La oración está presente en todo momento. La meditación es casi una oración. La actitud de oración debe ser como aquella de  María: “Hágase en mi según tu palabra”, no en la palabra de la Biblia, más aquella percibida en los hechos de la vida. María percibió la acción de Dios en la Historia, porque rumiaba
(Lc 2,19.51). El Magníficat es el rezar y cantar de los hechos de la vida.

     La oración es la admiración silenciosa y adoración delante de Dios. Desde los tiempos del NT, los cristianos descubrieron que no sabían rezar como conviene.
Es el propio Espíritu que ora en nosotros (Rom 8, 26). Quien mejor habla de Dios es el propio Dios, por eso la oración de los Salmos es todavía la mejor oración.

     ¿Cómo rezar? La oración puede ser de alabanza, de acción de gracias, de súplica, de perdón, o por medio de formas convencionales como la liturgia de las Horas, misa, celebración de la palabra, etc.  
     La palabra de Dios tiene dos aspectos. Ella no solo vale por la idea que trasmite, más también por la fuerza que comunica. No solo dice, más hace. En la creación, Dios dice y las cosas suceden. En hebreo, mejor que el portugués o español, usa el sustantivo dabar para decir palabra y cosa. De ese modo,  podemos decir que e n la lectura se descubre el decir de Dios y en la mediat5ción y la oración se crea el espacio donde la palabra dice lo que hace.

d.      Contemplación
¿Qué es la contemplación? Es lo que queda después de la oración lo cual nos lleva a una acción concreta. Es el punto de llegada y de partida de la Lectura Orante. La contemplación es como el fruto de un árbol. Al crecer y madurar lentamente, el ya estaba dentro del árbol.

      Contemplación es también el nuevo mirar que brota ante la realidad después de todo el proceso hecho. San Agustín decía que a través de la Biblia Dios nos devuelve el mirar de la contemplación y nos ayuda a descifrar el mundo y a transformarlo, para que, de nuevo, ella sea una revelación de Dios. Contemplar es sumergirse en los hechos

6.              La lectura orante en la asamblea

La lectura Orante es como una chimenea de una vieja casa. Ella apunta para lo alto. Muestra que algo de bueno está siendo hecho, preparado para ser degustado. Al hacer uso de la Lectura Orante de la Biblia de nuestra asamblea tenemos como objetivo vivir intensamente la experiencia de Dios con el auxilio de su palabra, el compartir de nuestro caminar, la convivencia fraterna. Por lo tanto, nuestra semana estará dividida según los pasos de la Lectura Orante. Vamos a leer nuestra realidad, meditar nuestros desafíos, rezar pidiendo a que nos ayude a realizarlos, contemplar y trazar un plan de acción.

7.              Siete sugerencias para orientar la Lectura Orante.

1.    Acogida, Oración[4]
a.    Acogida y breve compartir de expectativas.
b.    Oración inicial, invocando la luz del Espíritu Santo.

2.    Lectura del texto.
a.    Lectura lenta y atenta, seguido por un momento de silencio.
b.    Quedar callado para que la lectura pueda penetrar en nosotros.
c.     Repetir el texto en grupo,  intentando recordar todo lo que fue leído.

3.    El sentido en sí del texto.
a.    Intercambiar impresiones y dudas sobre el sentido del texto.
b.    Si es necesario, leer nuevamente y esclarecerse mutuamente.
c.     Un momento de silencio para poder asimilar todo lo que fue oído.
4.    El sentido para nosotros
a.    Rumiar el texto y descubrir su sentido actual.
b.    Aplicar el sentido del texto a la situación que hoy vivimos.
c.     Ampliar  el sentido, uniéndolo con otros textos de la Biblia.
d.    Situar el texto en el Plan de Dios que se realiza en la historia.

5.    Rezar el texto
a.    Leer de nuevo el texto con toda la atención.
b.    Momentos de silencio para preparar la respuesta a Dios.
c.     Rezar el texto, compartiendo las luces y fuerzas recibidas.

6.    Contemplar, comprometerse.
a.    Expresar el compromiso al cual la lectura Orante nos llevó.
b.    Resumir todo en una frase para llevarla consigo durante el día.

7.    Un Salmo
a.    Hallar un Salmo que exprese todo lo vivido en el encuentro.
b.    Rezar el Salmo para encerrar el encuentro.



[1] La definición de la lectura orante que ahora presentamos sigue sobre la cuestión. Para conferir C.R.B., lecturas Orate Da Biblias, Tua palabra è vida 1, Sao Paolo 1990, 1436
[2] Usaremos las terminologías del Primer Testamento y del Segundo testamento a la inversa de lo Tradicional AT y NT. Juzgamos ser esas mas apropias para un dialogo inter religioso.
[3] Texto citado por: C.R.B, Leitura Orate da Biblia, Tua Palabra è vida 1,, Sao Paolo, 1990.16
[4] Cf. C. MESTERS, “Reflexoes sobre a mística que debe animar a leitura orante da Biblia”, Estudos bíblicos 32 (1991) 103-104


No hay comentarios:

Publicar un comentario