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viernes, 25 de noviembre de 2011

Beata Isabel Bona

www.franciscanos.net/santoral
Virgen, religiosa de la Tercera Orden Regular (1386‑1420).
 Aprobó su culto Clemente XIII el 19 de julio de 1766.
Isabel Bona nació en Waldsee, Würtenberg el 25 de noviembre de 1386, hija de Juan Achler y Ana, humildes y virtuosos padres. Desde joven se distinguió por una rara piedad, inocencia virginal y un carácter tan dulce y amable, que todos la llamaban “la buena”, sobrenombre que le duró siempre.
El padre Conrado Kigelin, su confesor, le aconsejó dejar el mundo para tomar el hábito de San Francisco en la Tercera Orden. Isabel tenía entonces 14 años. Observó la regla franciscana primero en su casa, pero luego, considerando los peligros de la vida, que le obstaculizaban el camino de la perfección, abandonó a sus padres y se fue a vivir con una piadosa terciaria franciscana. El demonio, envidioso de los progresos de Isabel en el camino de la perfección, la atormentaba con frecuencia. Mientras aprendía el arte de tejedora, le enredaba el hilo, le dañaba su labor, la forzaba a perder la mitad del tiempo reparando los daños. Isabel luchó con paciencia y perseverancia.
A los 17 años el confesor, padre Conrado Kigelin, la guió hacia la comunidad religiosa de Reute, cerca de Waldsee, donde algunas religiosas seguían con fervor la regla franciscana de la Tercera Orden. Isabel, siempre dulce, obediente, asidua en la oración y en la penitencia, prefería los oficios más humildes de la comunidad, amante de la soledad, no salía del convento sino por graves motivos, tanto que la llamaron “la reclusa”.
El demonio siguió persiguiéndola en forma terrible, pero ella, fortalecida con la oración, logró vencer sus artes. Fue atacada por la lepra, junto con otros sufrimientos corporales. Estas nuevas pruebas sirvieron para hacer brillar más la paciencia heroica de Isabel, que, sin quejarse, bendecía a Dios por todo.
Dios se complació con las virtudes de su humilde sierva, y la favoreció con éxtasis y visiones maravillosas. Obtuvo que algunas almas del purgatorio se aparecieran a su confesor para solicitarle los sufragios y las aplicaciones de Santas Misas. Durante el concilio ecuménico de Costanza predijo el final del gran cisma de occidente y la elección del papa Martín V. Jesús le dio la gracia de sufrir en sí misma los dolores de la Pasión y recibir en su cuerpo la impresión de las sagradas Llagas. A veces su cabeza aparecía herida por las espinas. En medio del dolor exclamaba: “Gracias, Señor, porque me haces sentir los dolores de tu Pasión!”. Las llagas aparecían solamente a intervalos, pero los sufrimientos eran continuos. El padre Conrado Kigelin fue siempre su guía espiritual y nos dejó también una vida de la Beata que él mismo escribió. Isabel fue una mística rica en carismas excepcionales. Murió en Reute el 25 de noviembre de 1420, a los 34 años de edad.


1 comentario:

  1. Hermano Jorge Román Tasayco:
    Paz y bien. Un saludo cordial y mis felicitaciones por el blog de la Fraternidad OFS XII Apóstoles de Lima. Creo que es una contribución positiva para difundir el camino de Jesucristo al estilo de San Francisco y el franciscanismo.
    Dios te bendiga,
    Tu hermano franciscano
    Nivardo Córdova

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